En el centro del valle en su parte más occidental existe hoy en día una aldea llamada La Bienvenida. La aldea se encuentra al pie de la carretera que une Alamillo con la nacional que desde Montoro a través de Fuencaliente comunica Andalucía con Puertollano. Es una enorme recta que atraviesa todo el valle y en mitad de ella surge un desvio. Es una aldea muy pequeña, prácticamente lo que sería una venta en la antigüedad, de las que servían para aprovisionar, dar alojo y manutención a los viajeros y sus caballerías. Pues en las cercanías durante mucho tiempo paso el camino real de Toledo a Córdoba el famoso camino que recorrió Cervantes y que en muchos de sus escritos nos dejó constancia de ello. Como herencia de aquella función hay una pequeña tienda en donde se vende de todo a fin de abastecer las explotaciones agropecuarias del valle, pero con algunos servicios que denotan la modernidad de los tiempos. Este lugar durante el período de plena vigencia de la trashumancia sirvió como lugar de transacción, corral de ganado y centro abastecedor de lo necesario para una vida sencilla y sin lujos como la que llevaban los pastores. La aldea era el punto de referencia dentro de toda la comarca, pues en ella había un hospital para los pastores trashumantes y una pequeña capilla para que las gentes de allí no se vieran muy desamparados en aquel rincón tan despoblado. Es una pequeña iglesia de estilo rural herencia de su utilidad pasada, puesto que servía de centro de culto del valle incluso de lugar de enterramiento de aquellos pastores que fallecían. En la iglesia a buen seguro que hay bloques de piedras tallados reutilizados del cercano yacimiento, algo normal en otros lugares y más aquí en donde se construyó una pequeña iglesia utilitaria.
Pertenece administrativamente a Almodóvar del Campo, el segundo municipio mayor de España, después del de Jerez de la Frontera, un ranking debido a que dentro de su término está este famoso y enorme Valle de Alcudia, el lugar destino de tantos rebaños de ovejas que venían desde el Norte, Segovia, Soria, Cuenca, que tras la explotación del dominio real por parte del Honrado Concejo de la Mesta, la concesión que de él se hizo por parte de la monarquía a Godoy y su posterior parcelación, fue incluido dentro de Almodóvar del Campo. No hay poblaciones ni roturaciones importantes del terreno en la zona al prohibirlo así la ley, porque había que dejarlo libre para que el ganado pudiera pastar. Esta aldea de la Bienvenida era paso de veredas y cañadas que desembocaban en el valle o seguían su paso hacia Andalucía. Aquí es donde vamos.
Parece mentira que una aldea tan pequeña y con tan poca importancia a nivel económico haya podido ser la heredera de uno de los principales focos abastecedores de la economía del imperio romano.
Aunque a mitad del s. XX se hicieron algunas prospecciones esporádicas no fue hasta los años ochenta cuando se iniciaron a espaldas de la Venta de la Bienvenida unas excavaciones que han sacado a relucir excepcionales hallazgos que se pueden visitar tanto en el propio yacimiento como en el museo provincial de Ciudad Real.
A pesar de que los tesoros y las aventuras que conllevan su búsqueda son una de las primeras cosas que llaman la atención de la imaginación humana cuando se habla de arqueología, hay que recordar que lo que el suelo encierra es patrimonio de todos y eso hay que preservarlo para sucesivas generaciones y por ello, después de esa primera atracción que ejercen los yacimientos, es preciso despojarse del traje de aventurero y cazatesoros y meterse en el de estudiante.
Uno de los recursos sobre los que se desarrollan las excavaciones arqueológicas son el estudio pormenorizado de las referencias literarias antiguas. La mayoría de las citas antiguas sobre Sisapo están relacionadas con el mineral de cinabrio, y su enorme productividad y riqueza, aunque hay también referencias que integran a la ciudad dentro de una lista de ciudades que pertenecen culturalmente a la región llamada en tiempos de los romanos Beturia céltica, una zona a la que pertenecen otros pueblos del noroeste de la actual Andalucía y el Sureste de Extremadura, sin embargo el tipo de las cerámicas encontradas en el yacimiento hacen pensar a los arqueólogos que la ciudad podría ser muy influida o pertenecer a la región cultural de la Oretania, que es como los geógrafos romanos llamaban a la zona centro y sureste de la provincia de Ciudad Real y la zona noroeste de la de Jaén separadas por Siera Morena.
Realmente a pocos interesaba el que hubiese habido una ciudad romana en este lugar, apartado de la civilización y semiaislado, y sólo desde el punto de vista erudito daba un barniz de importancia a aquel que se refiriera en sus escritos a Sisapo. Pero, ¿cómo se supo que allí podría haber un espacio tan lleno de historia? Pues como en muchos casos, por lo que los antiguos veían y presumían que podía haber. Hablaríamos nosotros más de intuición más que de investigación. En época imperial española, en los siglos XVI y XVII, se desarrolló una corriente cultural de personas empecinadas en buscar un origen mítico greco-latino o bíblico a las ciudades españolas mediante un fundador mítico que si estaba emparentado con los héroes troyanos, mejor que mejor, y a relacionarlas de alguna forma con el esplendoroso mundo clásico y más concretamente con el imperio romano. Estos anticuarios daban por hecho que la mayoría de los asentamientos antiguos pertenecían a este período y así tras unas encuestas que el rey Felipe II mandó realizar por todos los pueblos de España (las famosas Relaciones Topográficas) en las que se preguntaban sobre diversidad de aspectos del pueblo encuestado, al llegar al por entonces muy próspero Almodóvar del Campo, se respondió que: “a cinco leguas…la Bienvenida, está en la dehesa de Alcudia…tiene junto a sí una venta… es sitio a do se han hallado muchas monedas antiguas de romanos, y otros edificios y lugares antiguos”. Comparando las noticias que los autores antiguos greco-latinos daban sobre la ciudad de Sisapo, así como la ubicación que de la ciudad hacían los itinerarios de caminos romanos, con las noticias que los habitantes de la comarca tenían sobre el lugar, se creó una corriente de opinión entre los eruditos locales, según la cual ubicaban la localización de la ciudad por la zona del valle de Alcudia, sobre todo en Almadén o en sus proximidades debido a que en la antigüedad se habla de la excelente producción de cinabrio en esta zona y evidentemente en esos momentos la capital del mercurio era Almadén.
A partir de ese momentos se ha pensado que Sisapo podría estar ubicado en Almadén o incluso en La Bienvenida, aunque allí la arqueología no ha ayudado mucho a dilucidar el enigma, pues poco o nada se ha encontrado bajo el actual pueblo que induzcan a pensar que estuvo la próspera ciudad. Hoy todavía se piensa que pudiera estar en otros lugares como el Cerro de las Monas en Chillón en donde se pueden ver algunos restos constructivos de época romana, u otros lugares.
El geógrafo griego Estrabón habla de dos Sisapo una Nueva y otra Vieja, quizá refiriéndose al cambio que experimentó el núcleo prerromano en época del primer emperador, Augusto, que hace florecer a la ciudad, pero puede ser que se refiera a una localización diferente de la ciudad con lo cual se pueda ver en ello una alusión a algún yacimiento cercano como el de Chillón.
παράλληλοι δέ τινες ῥάχεις ὀρῶν παρατείνουσι τῷ ποταμῷ μᾶλλόν τε καὶ ἧττον αὐτῷ συνάπτουσαι πρὸς βορρᾶν, μετάλλων πλήρεις. πλεῖστος δ᾽ ἐστὶν ἄργυρος ἐν τοῖς κατὰ Ἴλιπαν τόποις καὶ τοῖς κατὰ Σισάπωνα τόν τε παλαιὸν λεγόμενον καὶ τὸν νέον:
También con anterioridad los griegos citan su interés por las minas de cinabrio con lo cual veríamos que la explotación del mineral sería antiquísima, (Theophr. De lap. 58).
El lugar en donde se encuentra el yacimiento es un cerro amesetado de unos 650 mts. de altura que se levanta como vigía del valle teniendo como atalayas dos promontorios rocosos que hay en los extremos llamados “Los Castillejos”, una función que pudiera ser el origen de la primera ocupación por los pueblos prehistóricos: la del control comercial y del tránsito por el Valle. Estas elevaciones son el fruto de las erupciones que tanto aquí como en el Campo de Calatrava tuvieron lugar en épocas remotas, y su estructura viene dada por la solidificación rápida de las emisiones que prácticamente no tuvieron movimiento en las inmediaciones del cráter, con lo que forman unas formaciones que asemejan construciones humanas con sus lienzos de muralla, torreones,etc. La verdad es que el nombre de Castillejos, que abunda por La Mancha, indicando estos promontorios, le viene estupendamente a esos amontonamientos rocosos.
Durante mucho tiempo se pensó que la antigua ciudad romana debería estar en las cercanías de la explotación que casi “daba sentido” a su existencia, al lado de la mina, la Mina por antonomasia, en Almadén. De hecho esto casi era lógico pues el pueblo moderno tiene en su topónimo un nombre árabe, al-madynn, “la mina”, como nos lo demuestra la cantidad de pueblos que en el Sur español hay con ese nombre junto a explotaciones mineras. En las minas de Almadén se han encontrado monedas acuñadas en Sisapo y trabajos realizados en algunos pozos de antigüedad romana así como algunos útiles antiguos. La mayoría de los historiadores daban por hecho, sin mucha investigación que allí se encontraba la ciudad romana, sin embargo no habían aparecido restos constructivos en la localidad, sí en el cercano Cerro de la Monas, en Chillón, pero sin demasiada importancia tampoco.
© Jesús López-Maestre Ruiz.